Ir al contenido

Cuidar mi salud mental también es honrar a Dios

Por mucho tiempo pensé que observar mi salud mental era una señal de debilidad espiritual. Que si tuviera "fe de verdad", no sentiría ansiedad, no tendría bajones emocionales, ni costaría levantarme algunos días... Pero el tiempo  —y el crecer en mi relación con Dios — me han mostrado algo distinto: mi mente también necesita cuidado, practicar ese cuidado también puede glorificar a Dios.


Dios nos hizo integrales: cuerpo, alma y espíritu

La Biblia no separa nuestras partes como si una fuera más importante que la otra. Cuando el Señor nos llama a amarlo con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas (Marcos 12:30), nos está recordando que somos un todo. Cuidar nuestra salud mental no es dejar de confiar en Dios; es responder a su llamado de vivir con sabiduría.


Jesús también sintió angustia

En el Getsemaní, Jesús experimentó una tristeza tan profunda que dijo que se sentía como para morir (Mateo 26:38). No escondió su angustia ni pretendió estar bien. Oró. Pidió compañía. Lloró. Si el Hijo de Dios se permitió sentir y expresar su dolor emocional, ¿por qué tu no podrías hacerlo también?


Buscar ayuda no es falta de fe

Durante años postergué atender mi salud mental. Pero cuando por fin comencé un proceso terapéutico, entendí que ese no era un plan b, sino parte de la respuesta de Dios, parte del camino que transitaría hacia la sanidad, junto a Él. Así como vamos al médico si tenemos fiebre o dolor físico, también podemos buscar acompañamiento psicológico si nuestro ánimo está herido.

La fe y la psicología no son enemigas. En mi caso, se complementan. Me ayudan a ver mi historia con amor y a caminar con esperanza, sin máscaras.


Honrar a Dios también implica reconocer nuestras limitaciones

No eres menos cristiana por sentirte cansada, por tener ansiedad, por vivir un duelo o pro pasar por una crisis. Honras a Dios cuando eliges cuidar de ti, incluso en lo pequeño. Cuando duermes lo necesario, cuando pides ayuda, cuando dices no. Porque eso también es reconocer que Él es el Dueño de tu vida y tú estás dispuesta a vivirla de forma saludable.


Cuidar tu salud mental no te aleja de Dios. Al contrario, puede ser el camino donde lo conozcas de manera más íntima. Tal vez, hoy esa sea tu forma de adorarlo: eligiendo sanar, poco a poco.


Si requieres apoyo en acompañamiento psicológico, estoy aquí para apoyarte.


Ansiedad y fe cristiana
Cómo encontrar paz en momentos de angustia