Post escrito en marzo de 2020. Tiempo después el diagnóstico fue retirado. Las verdades sobre Dios permanecen.
Cuando fui diagnosticada hace poco con Trastorno Bipolar Tipo II recordé que alguna vez leí algo acerca de la inestabilidad que me llamó mucho la atención y que me identificó mucho:
“Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se las dará; no los reprenderá por pedirla. Cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios, y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento la arrastra y empuja de un lado a otro. Esas personas no deberían esperar nada del Señor, su lealtad está dividida entre Dios y el mundo, y son inestables en todo lo que hacen.” Santiago 1:5-8
Cuando fui diagnosticada pude entender gran parte de las cosas que me han pasado desde hace unos años: Los períodos de impulsividad, las veces que me he sentido imparable, la toma de decisiones apresurada y también esos períodos más oscuros donde no he tenido fuerza ni para levantarme de la cama, cuando he querido simplemente desaparecer y me he alejado de lo que me ha hecho feliz, he perdido el interés en ello. Pero también pude notar que a lo largo de este viaje jamás he estado sola, he podido lograr cada uno de los sueños que he tenido por más ridículos que parezcan, he recibido ayuda humana y sobrehumana y es ahí donde me quiero detener.
El domingo pasado tuve la oportunidad de compartir un pequeño devocional en la Iglesia donde estamos participando con mi esposo, y le comentaba a los hermanos lo bonito que es poder compartir con ellos, teniendo en común que somos Hijos de Dios, por medio de la fe en Jesús. Me sentí completamente privilegiada de poder estar ahí sabiendo que en otros lugares el cristianismo es perseguido, y que había lugares donde las reuniones estaban dejando de hacerse de manera presencial por la contingencia sanitaria, lo que nos tocó vivir también a partir de esta semana.
Durante los últimos meses he vivido un “episodio depresivo”, momentos en los que la desesperación, el miedo y la angustia me han paralizado, pero es justo ahí donde mi fe se ha fortalecido, pues creo profundamente que Jesús está aquí, conmigo, entregándome esa paz especial que sólo Él puede dar y que es tan difícil de entender.
Podría decir que me uní al llamado de hacer cuarentena, pero la verdad es que hace un par de meses sólo estaba saliendo a algunas reuniones de la Iglesia, familia, y sería todo. Hoy, pese a la imposibilidad de vernos, recibimos en nuestra casa una tremenda muestra de amor de parte de nuestra Iglesia, luego otra más de la familia. Ha sido así durante toda la semana y si saco cuentas, durante toda mi vida.
Me siento profundamente agradecida y si publico esto, es simplemente porque sé que le puede servir a alguien más:
"No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir y los ladrones no entran a robar. Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón.
Tu ojo es una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad. Y si la luz que crees tener en realidad es oscuridad, ¡qué densa es esa oscuridad!
Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero.
Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos? ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida?
¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren como crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe?
Así que no se preocupen por todo diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.
Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy. "