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Cuando la fe no brilla

Encontrar a Dios en medio del cansancio emocional

Últimamente he tenido que admitir algo que no siempre es fácil de compartir, especialmente desde un espacio como este, donde muchas veces intento escribir desde la esperanza, la claridad, o el ánimo de avanzar.

La verdad es que no he estado tan bien como quisiera.

He sentido el cuerpo cansado, el corazón inquieto, la mente dispersa. Me ha costado orar. Me ha costado concentrarme y trabajar. Me ha costado sentirme "yo". Y aunque sé que no soy la única, a veces esa sensación de desconexión con una misma puede volverse un terreno solitario.

Este no es un post con respuestas mágicas ni pasos a seguir para sentirte mejor siguiendo los puntos 1, 2, 3, como solemos ver. Es más bien, una pausa. Un lugar seguro. Una conversación que quiero tener contigo, si es que también estás pasando por momentos así.


La también es cansancio, no solo victoria

Me lo he repetido una y otra vez: la fe no siempre se ve como victoria, a veces se parece más a sostenerse con los últimos hilos. Y aún así, eso también es fe.

A veces creemos que tener fe significa estar firmes todo el tiempo, no llorar tanto, no dudar tanto, no quejarse, no bajar la guardia. Pero, ¿y si la fe también fuera lo que te sostiene cuando todo eso falla? ¿Y si creer fuera, en esos días oscuros, simplemente no rendirse?

Jesús nunca prometió una vida sin cargas. Dijo: "Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo" (Juan 16:33, NTV). Y en esa misma promesa, encuentro el permiso para llorar, para detenerse, para no "tener que" poder con todo. Porque la victoria ya está en Él, incluso cuando no sentimos fuerza alguna.


¿Qué hacer cuando no puedo más?

Cuando los días se me hacen cuesta arriba, me ayuda recordar algunas cosas sencillas, que no siempre cambian el ánimo de inmediato, pero me sostienen en el camino.

  • Volver a lo esencial: respirar, comer algo nutritivo, moverse un poco. A veces la espiritualidad empieza por el cuerpo.
  • Orar sin tantas palabras: solo decir "aquí estoy, Señor" puede ser suficiente.
  • Pedir ayuda: hablar con alguien, escribirle a una amiga, pedir oración, buscar apoyo profesional. No estamos hechas para cargar todo solas.
  • Repetir verdades, aunque cueste creerlas: "Dios está conmigo", "esto pasará", "soy amada aún en mi debilidad".


Fe en días difíciles: eso también es restauración

Si hoy te sientes desconectada, desgastada, confundida... quiero decirte algo que también me estoy diciendo a mí misma: tu fe no ha fallado solo porque te cuesta sentirla.

A veces, seguir aquí, leyendo esto, levantándote con dificultad, es ya un acto sagrado.

No necesitas estar en tu mejor versión para que Dios esté contigo. De hecho, a veces es en nuestras "áreas de mejora" donde más se refleja Su gracia.

Hoy no tengo todas las respuestas, pero tengo esta certeza: Él no se ha ido. Y eso, incluso en medio del cansancio, me sostiene. 


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Este blog nació para crear un espacio de honestidad, fe, y acompañamiento. Si sientes que necesitas más recursos como este, puedes seguirnos en nuestras redes sociales Threads e Instagram, donde cada día compartimos reflexiones breves para mujeres que buscan restauració.

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